PEQUEÑAS HISTORIAS
Sonrisa de una ciudad
by Alex Caberta

A casi 270 millas de Miami, sobre las blancas arenas de la costa del Golfo de México, la ciudad de Saint Petersburg se presenta como un tesoro que Vamos a Miami quiere acercarte. Sobre nuestro encuentro con su mayor especialista en ventas y turismo, esta crónica revela el poder de la comunicación y la clave del trabajo conjunto.
* * * * *
La noche se acercaba en St. Pete, por lo que las fotos que había producido al amanecer habían quedado tan atrás como un almuerzo ligero en Teak, en lo alto del nuevo Pier. Eran las 7:20 p. m. y Viviana me alertó:
─Vamos, que llegaremos tarde.
Ella dio un touch de gracia al aire de la habitación al ponerse su J’adore y yo tomé mi saco, ajusté mi reloj y me aseguré de no olvidar el celular. Salimos del hotel The Vinoy y fuimos en diagonal por el parque…; las luces delineaban los árboles y nos zambulleron en esos tunnel of love de las películas solo que sin un bote sobre espejos de agua. Podía sentir como cada destello de románticas tiras de luz penetraba en mí, en esa esquina secreta del alma donde se aúnan lugares con sensaciones.
La cita con José era en The Birchwood, un moderno restaurante a un par de bloques, y la propuesta era conocernos, conversar sobre lo que cada uno hace en turismo y darle forma a un futuro cercano que nos inspire a elaborar planes y edificar juntos.
Y ocurrió que nos reconocimos, que estrechamos nuestras manos y que todo fue tan encantador como el telón de fondo que St. Pete sabe poner. Ordenamos unos tragos, compartimos una tabla de fiambres y quesos exquisitos, elegimos con calma y detalle lo que iba a ser la cena.
Y mientras la gente pasaba y los autos desfilaban y simplemente supimos dejar de lado nuestros hábitos digitales, miré en detalle y en cámara lenta cómo se mueven nuestras manos, cómo expresamos, elevamos o atenuamos palabras y matices. Las miradas son comunicación pura, la voz un registro inequívoco de nuestra identidad, y el humor una posibilidad de hacer que todo vibre mejor. Y para ser estrictos, tú sabes, sentarte a conversar es el resultado de combinar complicadas agendas, obligaciones y oportunidades.
El tiempo avanzó y ya ni recuerdo qué elegimos de postre. Luego dejamos el restaurante y caminamos por Beach Dr entre bares, músicos tocando en vivo y multitud de chicos y chicas intercambiando excusas para brindar.
─Fue un placer, gigante, conversar contigo José ─fue lo último que le dije antes de volver al hotel y antes de que él enfilara sus pasos a su departamento en las cercanías.
Sonrió como ya lo había hecho durante todo este encuentro y pude ver su rostro iluminado por la sinceridad. Esa que sabes reconocer por auténtica.
─El placer es mío ─nos dijo. Y la frase, lejos de una formalidad, fue apenas el comienzo para emprender una labor en la cual miles de millas, miles de viajeros y miles de anhelos se cruzan cuando te dedicas a trabajar en esta nueva era de los viajes con el cautivante desafío de dar a conocer un lugar que tu audiencia, en su mayoría, aún no conoce.
Ya en la noche avanzada, en el cuarto, un café acompañó nuestra alegría de ser, ante todo, un eslabón en la comunicación. Y al día siguiente, en el desayuno vigorizante que propone Paul’s Landing, recibimos un llamado de José…
─Hoy visitaremos el Museo Dalí… ¡les encantará! ─aseguró sin dudar─. Nos vemos luego.
Y así fue.
Ahora pasaron algunas semanas de esa exploración por el alma de St. Pete. Estoy ordenando las fotografías que hice con mi cámara, escribiendo algunas crónicas y me siento feliz de saber que hay mucho por contar y compartir.
Pero si hay algo en lo que me detengo, si hay algo que es una constante en lo que pienso, es que ahora esa ciudad tiene un rostro, una sonrisa y un tono de voz con el cual identificarla. Ahora sí la conozco. Porque las ciudades son lo que dicen de ellas quienes las aman, dejando en evidencia el profundo lazo que une sus destinos.
¡Bendita vida! Milagros de este tiempo no es que nuestros celulares sean tan espectaculares, sino que podamos dejarlos a un costado, de vez en cuando, para construir puentes mirándonos a los ojos.
@alexcaberta | © 2021 Vamos a Miami