MURMULLOS DE CIUDAD
Sé feliz
by Alex Caberta

Hola… ¿Cómo has estado estos días? ¿Qué has encontrado de diferente desde el mes de marzo cuando comenzamos a transitar las autopistas del desconcierto? El confinamiento de este loco mundo que avanza un paso y retrocede tres ─no sabemos si para tomar impulso o por puro desmemoriado─ nos permite crear pequeños espacios entre nosotros.
Yo puedo contarte que esta semana, sin aviso, el tiempo golpeó mi puerta y me ha encontrado flagrante, revisando archivos, sucesos, escombros, dichas vividas, otras proyectadas, y también, con planes que necesitamos encuentren su pista de despegue. Así que me animé, lo hice pasar, le pregunté qué lo trae por aquí, y me dijo: «Hablemos sobre ser felices». (¿…Sobre ser felices…? ¿Como si tal cosa? ¿Como si fuera sorprendente que no pase un momento sin pensar en ello? ¡Pero qué formidable atrevimiento!).
Entonces el tiempo se sentó en la sala. Observé la belleza de sus manos y jugué a descifrar que en el peso de su presencia se conjugaban el fuego de Aries, la amabilidad de Cáncer, la irrompible fe de Virgo, la naturaleza comunicativa de Géminis. Y propuse…
─Tengo té y café. Uno es inglés, el otro, un tesoro colombiano. No sé qué prefieres…
─Tú necesitarás algo más fuerte ─dijo contundente.
Asumí así la verdadera relevancia del encuentro y decidido a ser un buen anfitrión fui hacia la cocina. Nevera, vasos de cristal, hielo, y por supuesto, Jack Daniel’s.
─¿Cómo podemos empezar? ─pregunté, ya ubicado en mi sillón y animándome a beber un primer trago.
─Tan solo necesito saber qué harás para merecerme.
Me tomé unos segundos para ordenar la antesala de una respuesta, y firme, y amable, me advirtió: «Pero deja de lado los folletos. A menudo es preferible la sinceridad. Como la que guarda una carta de aliento».
De ahí en más, sin darme cuenta me fui soltando e hice una de las cosas que más disfruto: conversar con quien lo aprecia, escuchar, saborear sin invadir. Así transcurrieron esos ratos, las horas. Compartimos anécdotas, festejamos cumpleaños. Se acercaron abuelos, padres y hermanos, los que están y los que una vez se marcharon. Los amigos de a montones. Las noches sin ella, la noche con ella, las noches con otras.
Las miles de páginas leídas, los desgarradores capítulos escritos, las cientos de listas que olvidamos, los números, las citas y los impuestos a los sueños. Conversamos respecto de estudiar y de dudar de lo aprendido, de enfundar enojos, de alejar a los que envidian hasta que se olviden de nosotros, de repeler la injusticia, de todo por lo que rezamos y rezaremos, de acariciar, de amar casi sin condiciones y de que nos amen los que se atrevan.
Y reímos al implorar que no falten los besos, que sobren las historias, que cada tanto nos escriban los amigos que cuento con dedos a media mano. Y hablamos acerca de comenzar todo lo que adeudamos con la verdad que nunca duerme en la aparente calma de las almohadas.
Cuando la madrugada ya asomaba por las ventanas, él se incorporó y me dijo que debía seguir. Que había sido grato vernos, pero que había que seguir.
Por lo tanto entregué mi abrazo. Y al hacerlo me estremecí…; un millón de imágenes, millones de colores, una muchedumbre de voces que alguna vez creí conocer, un manantial de lágrimas de períodos de dolor y un contenedor repleto de pasión y risas, saturaron el aire invadiéndome.
Me tomó por los hombros, extendió sus brazos para mirarme, y dijo a modo de saludo:
─En la vida no hay retorno. Pero recuerda, está llena de chances.
Quise decir algo, quise agregar algo… y simplemente, lo confieso, no supe cómo ni qué. Por lo que ubiqué el silencio en la punta de mi lengua.
Ahora mismo es viernes, se aproxima la medianoche. Y por si fuera posible que la visita se repita, aquí espero. Preparo dos Jack Daniel’s con hielo, me acerco a mi teclado y empiezo a escribir una carta para que él, si viene, la haga llegar a quien le cuadre, a quien le pueda servir. Quien sabe…
«Sé feliz, como que el tiempo se ha sentado esta noche a beber contigo un trago amable. Sé feliz por decisión y porque le has informado a tus sueños cuál será el más recurrente. Sé feliz porque hoy es el día en que tu razón necesita la bravura de tu corazón para firmar un acuerdo. Sé feliz aunque te consuma el intento, aunque te flaqueen los brazos, y aunque duela hasta la médula.
Sé feliz olvidando el pasado, alejándote de los que quieran persuadirte que no es para ti y modelando la esquina por la que emprenderás tu mejor partida.
Sé feliz buscando las respuestas, pero sobre todo rogando las preguntas correctas. Busca la verdad en los reflejos del alma porque los espejos nunca mienten, nunca desisten, ni siquiera hechos añicos.
Sé feliz intentando, sé feliz por convicción, por testarudo, y porque te has afirmado que para tu vida no habrá otro camino, ni para el camino argumento más convincente. Mantente fuerte, sigue, pelea. Y si hace falta, ¡llora hasta dejar sin aire al propio consuelo!
La felicidad no es un cuento de otros. Ella respira en la misteriosa distancia que separa los deseos de los hechos, aguardando invisible, el maravilloso parpadear de nuestros ojos».
Texto y foto: Alex Caberta © 2020 Vamos a Miami – All Rights Reserved
¡¡Maravilloso!!
¡Muchas gracias Claudia! Es un placer y un honor que hayas llegado a este rincón en el que un atrevido, audaz y creativo portal de viajes a Florida, se diferencia al haber dado luz a historias, reflexiones, amores y anhelos…
No dudes ─si aceptas mi invitación para recorrer un poquito más─ el leer alguna de mis otras publicaciones. Te dejaré un enlace directo a la cartelera de «Murmullos de Ciudad». Escríbeme cuanto gustes y cuando quieras. ¡Lo mejor para ti! ─Alex
ENLACE > https://www.vamosamiami.net/murmullos-de-ciudad/
Enigmático encuentro… bellísima mente relatado! Se feliz… el mejor de los consejos… sencillo? Ni siquiera me lo había planteado de ese modo… todavía podemos… gracias!!!♥️
Te contaré algo… como escribo desde los 11 o 12 años, la relación que tuve en mi juventud con mis profesores/as del colegio secundario era vital para que me corrigieran y para aprender todo cuanto estaba a mi alance en ortografía, redacción, construcción, puntuación, narrativa y demás. Les mostraba lo que escribía y me devolvían no solo conocimiento sino pasión por ponerle palabra expresiva a los sentimientos, las sensaciones, las cosas sutiles, las inanimadas. Y todo ello no estaba exento (sobre todo con una profesora que tuve en tercer, cuarto y quinto año, y a la cual adoraba) de debatir,… Read more »
«…para que la felicidad sea posible debe ser una decisión».Te comento, que me sorprendió tu lectura de esta semana y recalqué el: «Sé feliz», xq es algo en lo que vengo trabajando hace un par de años… en la programación de mi cerebro para lo que decido… esa es la meta, mientras voy por pequeños – grandes logros… tomando decisiones que seguro lograre! Un placer como siempre… Grace