EPCOT: el mundo futuro según Disney

“Aquí dejas el presente para visitar los mundos del ayer, del mañana y de la fantasía”, reza una placa en la entrada de uno de los lugares más fabulosos del planeta, Epcot, un mundo perfecto hecho a la medida de un futuro mejor y sorprendente.
Ubicado en Lake Buena Vista, Florida (EE.UU.), Epcot es uno de los cuatro parques temáticos de Walt Disney World que demuestra que no todo es Mickey Mouse, Donald y Pluto en el cosmos de Disney, sino que también hay espacio para la tecnología y la perfección más brillantes.
El Magic Kingdom, Disney’s Hollywood Studios y Disney’s Animal Kingdom y los acuáticos Blizzard Beach y Typhoon Lagoon, son los otros también impresionantes predios que componen este paraíso. Epcot, cuyo significado es Experimental Prototype Community of Tomorrow, mantiene la esencia de su creador Walter Disney, quien pensaba que la tecnología era la llave para solucionar los problemas de las sociedades del mañana. Por esa razón, ideó un universo donde la innovación, la imaginación y sobre todo, la diversión fueran los principales pilares para demostrarlo. Si bien su autor murió antes de ver su sueño plasmado, cuando se pisa esta fascinante metrópoli, el espíritu y la inteligencia de quien fue uno de los más grandes artistas de todos los tiempos, permanecen intactos en cada objeto que vemos, olemos, percibimos y tocamos.
Ajustarse los cinturones
Ya sea invierno o verano, cualquier época del año es la ideal para visitar Epcot como así también cualquier momento del día. No obstante, lo recomendable es empezar la travesía por la mañana dado que los cientos de kilómetros de superficie sumados a las miles y magníficas atracciones que lo comprenden hacen que 24 horas sea poco tiempo.
Antes de iniciar el recorrido hay que saber que esta ciudad única se divide en dos grandes atractivos: Future World y World Showcase. En el primero, se encuentran todas las presentaciones relacionadas con las últimas tecnologías que garantizan dejar boquiabierto hasta al más experimentado tecnoadicto. Mientras que en el segundo, las más diversas y exóticas culturas del planeta serán las protagonistas.
En la lista de imperdibles de Future World se ubican el Spaceship Earth, la enorme esfera plateada que se emplaza en el ingreso al Parque. La imponente geoda propone un recorrido por la historia humana mediante unos vehículos con selección de idioma y sonido individual por lo que no se necesitan traductores ni mucho menos, saber inglés. Le siguen Mission Space que promete vivir un viaje fuera serie a Marte. Ruidos, imágenes, movimientos y sensación de despegue, formarán parte de una expedición en la que sentiremos que somos verdaderos astronautas. De acuerdo al grado de adrenalina y emoción que se busque sentir, se podrá optar entre la misión Naranja, que es la más fuerte y movida; o la misión Verde, más tranquila y liviana. Este viaje a Marte es apto para toda la familia, aunque si se sufre de claustrofobia es preferible elegir otras opciones más “terrenales”. El Test Track (auspiciado por la gigante GM) es otro favorito indiscutible. Pareciera ser que hay pocos Dummies -muñecos de prueba- y que serán los despreocupados turistas los que se llevan todos los números para probar estos coches. La adrenalina llega a su punto máximo con la aceleración final en la pista. En tanto, The Seas with Nemo & Friends es una excursión por las profundidades del mar subidos en el carro-almeja Clamobil. El pececito Nemo y sus amigos serán los principales acompañantes de la travesía.
Otra atracción es Ellen’s Energy Adventure en la cual un paseo en el tiempo nos llevará a movernos entre peligrosos dinosaurios. La diversión no se termina allí, sino que también se podrá volar al ras del mar y de un campo de naranjos. Soarin’ es la puerta para vivirlo. Montados en un ala delta sentiremos la brisa marina en el rostro, un cosquilleo en la panza y el perfume del azahar. Por otro lado, World Showcase propone cumplir el sueño de quienes guardan alma de expedicionarios: dar la vuelta al mundo desde un sólo lugar y en un mismo día. ¿Cómo es posible? Rodeando un inmenso lago se podrán visitar once naciones poseedoras de culturas tan diversas como fascinantes. De esa forma, tendremos a nuestro alcance las pirámides mayas en México, la historia de Estados Unidos, las construcciones típicas noruegas y un barco vikingo. La majestuosa y milenaria China, con sus jardines de fuentes y bambúes; las callecitas y rincones de Italia y la romántica Venecia. Tampoco podían faltar los exquisitos perfumes y vinos franceses, y la Torre Eiffel. Otro pintoresco pabellón es el japonés con su gran Puerta Roja y su magnífica pagoda del siglo VII. En Marruecos veremos las réplicas del Minaret de Koutobia y las Puertas de Medina. Allí tendremos frescos rincones para descansar y tomar un respiro. A su vez, cada país ofrece la mejor cocina, tiendas y productos autóctonos. El día culmina con un show llamado IllumiNations: Reflections of Earth que despliega fuegos artificiales, láser y sonido. ¡Asombroso!
Una mente brillante
Para entender Epcot hay que bucear un poco en la biografía de Walter Elias Disney, conocer su infancia y su juventud.
Nacido en Chicago en 1901, vivió gran parte de su niñez en una granja de la que siempre definió como los años más felices. No era un buen alumno y solía soñar despierto y pasar el tiempo haciendo garabatos. Fue vendedor de periódicos y de chucherías, historietista, chofer de la Cruz Roja, director de cine y llegó a ser la voz de Mickey Mouse. Pero por sobre todo, era absolutamente emprendedor, un gran urbanista y tenía una enorme fascinación por los trenes. Es por eso que la historia de esta insuperable urbe tiene su origen en las preocupaciones del joven Walt por el estado cada vez más caótico que presentaba el tránsito de Los Angeles en los años 50.
En esa época, la ciudad era unida mediante The Big Red Cars, en la cual la Pacific Electric Line recorría toda California del Sur. Pero una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, esa línea de transporte comenzó su ocaso, y su lugar fue ocupado por autopistas. Curioso, observador, altamente ingenioso, Walt tenía en mente una solución a los molestos problemas vehiculares. Se trataba de un sistema de tren monorail que podía trasladar a los pasajeros y dejar las calles sólo para los peatones. Si bien propuso su trabajo ante varios funcionarios, nunca tuvo la atención esperada. El muchacho no entendía la negativa de las autoridades a aceptar que la tecnología podía ser el verdadero fin a los inconvenientes y embotellamientos que a diario padecían miles de personas. Cuando Disney World abrió sus puertas el 18 de julio de 1955, Disney invitó a los políticos más influyentes de Los Angeles para que pudieran probar el monorail y de ese modo se dieran cuenta de la necesidad de comenzar a aplicarlo. Sin embargo, Walt volvió a ser blanco de la indiferencia.
Lejos de desanimarse, puso aún más empeño y esfuerzos en brindar soluciones para el futuro. Uno de sus objetivos era demostrar la posibilidad de crear tecnología con inventos que los pobladores ni siquiera sabían que ya existían. Por esa razón, Walt Disney World siempre fue utilizado como un escaparate para las más talentosas innovaciones que salían de su cabeza. The Monsanto House of The Future, una casa futurista hecha totalmente de plástico fue expuesta en Tomorrowland. También continuó creando respuestas a los medios de locomoción. Sus Imagineers fabricaron el fenomenalmente eficiente People Mover, un sistema en movimiento constante.
De croquis a mundo perfecto
Tras varios años de intentar llamar la atención de todos, a principios de los años 60, Walt se dio cuenta de que mostrar tecnologías futuristas en un parque de atracciones no era algo que podía interesar a muchos. Tenía que exponerlas en un entorno más real, en una verdadera capital del mañana y en funcionamiento.
Con este objetivo empezó a buscar un pedazo de tierra en Estados Unidos lo suficientemente grande como para albergar su ciudad y cualquier otra idea que llegase a su mente. Absoluto conocedor de lo que podía interesarle al público, sabía que para que la gente visitara su proyecto, éste tendría que ofrecer algo que atrajera y sedujera, algo parecido a su flamante parque de diversión y fantasía. Emprendió su trabajo y la primera maqueta de la ciudad futurista, a la cual llamó Progress City, fue presentada bajo la forma de un modelo animado en miniatura. Al poco tiempo bautizó su invención bajo el nombre de Experimental Prototype Comunity of Tomorrow y planeó su construcción a escala real. De acuerdo a ese primer boceto, se trataba de un emporio pensado para peatones, con sistemas eléctricos de transporte que conducían a la gente de la periferia hacía sus trabajos, ubicados en el centro. Todo ello ocurría bajo una especie de cúpula que cumplía el propósito de generar las condiciones ideales de vida. El proyecto causó una expectación inmensa, pero la idea murió con su creador el 15 de diciembre de 1966. Ese día la bandera del Town Square en Main Street flameó a media asta como símbolo de la tristeza que produjo su partida. Después de su muerte, la compañía optó por no entrar en el negocio de construir y administrar una ciudad, y decidió cambiar la idea inicial por la de un parque temático que tratara de reflejar los pensamientos de Disney.
El Parque fue inaugurado en octubre de 1982 y se llamó Epcot Center y en 1996 pasó a denominarse simplemente Epcot. Su construcción demandó unos 1.4 mil millones de dólares, y se tardó tres años en emplazarlo. Fue el parque más grande de Disney hasta la apertura de Animal Kingdom en 1998. El último año recibió cerca de 10.83 millones de visitantes. Quedó tercero en el ranking de los parques más visitados de Estados Unidos, y quinto a nivel mundial. Si Walt viviera seguramente se hubiera sorprendido por su propio legado. Su filosofía, genialidad y estilo de vida, pudieron mantenerse en pie para continuar dándole fuerza a las más perspicaces experiencias de entretenimiento del mundo. Así nacieron Tokyo Disneyland en Japón, Disneyland París en Francia y Hong Kong Disneyland en China. También su ímpetu incansable fue el motor para que varios proyectos alrededor del globo continuaran expandiendo su sueño de crear un lugar donde las familias puedan divertirse juntas. “Sabemos cuáles son nuestros objetivos. Sabemos lo que esperamos lograr. Y créanme, es la misión más emocionante y desafiante que jamás hemos abordado”, decía Walt y sin dudas que cumplió su misión.
Textos: Victoria Romero | Fotos: Alex Caberta © Vamos a Miami
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